RETAZOS DEL ALMA




El secreto de la vida

El secreto de la vida es la vida misma con sus paradas, con sus pisadas, con su ir y venir. El secreto de la vida es la historia que queda en la memoria. Es la fotografía que el lente del alma capta cada que pestañea; es una imagen, un recuerdo, una charla, un momento, un lugar, un aroma, un color, un sabor, un amor…

El secreto de la vida son aquellos retazos de vida que advertimos y que no advertimos. Es la amistad sincera, es una flor cualquiera creciendo en una esquina de la acera, mostrándole al asfalto que aunque parezca que estamos faltos de valor, lo tenemos, cuando no tememos florecer.

Y sin ser hiedras trepamos muros de piedra y florecemos y deschapamos seguros y aprendemos a no ser tan duros; a querernos pero querernos bien al aceptarnos, al escucharnos, al buscarnos, al encontrarnos, al converger en un mismo punto, en un mismo secreto que tiene distintas voces; voces curiosas, deseosas de vivir, de sentir, de transmitir y compartir emociones.

Agradecida por la nobleza del creador del EL SECRETO DE LA VIDA estaré recogiendo esos retacitos de historias que sin querer o queriendo escuchamos y que nos hacen pensar, porque cuando no sólo pensamos en nosotros nos acercamos a los otros.

Sean todos bienvenidos.

Aisa Villavicencio Antelo.



Cuando el yo y el tú, cuando el tú y el yo…


_ Hola yo ¿Estás ahí?


_ Hola tú, sí, aquí estoy…


_ Sabes, cada que apareces suelo preguntarme por qué te reconozco si en verdad no te conozco…


_ Me reconoces porque pese a que muchas veces me desconoces yo soy tú, tú eres yo…


_ ¿Cómo va ser?


_ Lo es. Simplemente así es.


_ No estoy tan seguro…


_ ¿Qué te hace dudar?


_ El que aparezcas y desaparezcas…


_ No desaparezco, tú me haces desaparecer porque temes tanto estar solo que huyes del silencio y permanecer en silencio es algo más que no hablar conmigo es desconectar contigo…


_ ¿Y por qué de pronto te escucho ahora?


_ Porque has permanecido el suficiente tiempo en silencio como para apreciar tu compañía; escuchar al corazón y pasear por las profundidades del ser.


_ ¿Qué quieres decir con eso de pasear por las profundidades del ser?


_ Pasear por las profundidades del ser es dejar caer en plena acera las barreras para ver lo que se intenta esconder; es aceptar en lugar de negar; es probar una nueva manera de hacer las cosas para lograr un resultado diferente; es no temerle a estar presente; es no usar armaduras porque no vas a la batalla y si fallas aprendes que no hay que demostrar lo que naturalmente de todas formas va a aflorar…


_ Y según tú ¿qué es lo que va a aflorar?


_ Lo que eres.


_ ¿Por qué?


_ Porque ya lo eres. Y quien debe creerlo eres tú, porque cuando eres tú, yo soy más yo que nunca…


_ No sé si eres pedante o demasiado seguro de ti…


_ Ojo, la autocompasión no libera, la falsa humildad tampoco y menos libre se es cuando esperas que otros tus vacíos llenen…


_ Ya, pero cómo cuesta ser fiel al sentimiento del autoconocimiento sin sentirte engreído…


_ Sí, por miedo a ser rechazado... más cuando tu manual de identidad no se base en lo que dicta la sociedad, la mente desciende hasta las profundidades del ser y se desprende del temor y del dolor para darle paso al amor, al infinito amor.


_Y desde el amor me uno a ti para contemplar todo con claridad y acariciar la realidad de crecer, la capacidad de simplemente ser todo lo que puedo ser fue lo que Roberto, con los abiertos, se descubrió diciéndole a su amigo del espejo, a su propio reflejo.


Y con una sonrisa en los labios se afeitó la cara, se cambió la ropa y puso en su mesa una copa pues descubrió que las más auténtica de las proezas es abandonar la pereza y arreglarse para sí; porque sí, porque cuando el yo y el tú, el tú y el yo se despojan de falsos espejismos, se vuelven uno mismo y ya nunca jamás te sientes solo.


Cuidar lo que se tiene…


El otro día el chico de mi amiga Paula colgó una foto en la que aparece con una cabellera lisa que la hace verse más rubia de lo que se la ve con sus rizos; aquella foto le ganó un buen número de “me gusta” en su redad social, además de una buena dosis de cumplidos.

A los que curiosamente agradeció de forma general; aunque normalmente es de las que responde uno a uno a quien le escribe pero cuando se trata de halagos; prefiere salir pronto del paso ya que el rosa se le sube con facilidad al rostro, incluso cuando lo piropos son virtuales...

Pero lo virtualmente bonito en el sentido más literal de la palabra es que Paula no se arregló así porque estuviera yendo a un evento social de esos que marcan ciertas normas de etiqueta sino porque ella y su novio habían quedado para cenar.

Una cena de esas como cuando comienzas a salir con alguien y ambos se esmeran por verse bien y por pasársela bien pero mejor aún porque hay confianza, hay naturalidad, hay complicidad, hay historia… y es que quién diría que cuidar lo que se tiene es lo que mejor nos viene; pues realmente conviene animar al corazón a inventar y reinventar la vida y el amor, el amor y la vida; así la rutina ni nos contamina ni nos asesina; así las relaciones atinan a enriquecerse y mantenerse.

Y hay que verse lo que se logra, lo que logras…




Saca una risa y llévatela y pórtala tú mismo…



Hace un par de días un amigo que es de esas mentes inquietas, que se libra de la ansiedad gracias a que se enfoca en canalizar su energía vital; no sólo trabajando en su interior para sentirse bien sino también para compartir su bienestar con los demás; me envío la imagen que acompaña a esta historia; se trata de tomar una sonrisa si es que estás teniendo una mal día… y colocar este mensaje en lugares estratégicos para animar a los demás.

Porque es más probable que cuando una persona ha tenido un gesto amable con nosotros estemos más dispuestos a ser amables con otros y así crear y extender círculos de amabilidad….

Pues pequeñas acciones como estas son los que nos rescatan de la pesadumbre; se convierten en lumbre que ilumina el ser; caricias interiores que nos salvan, delicias que nos llaman a abstraernos del desaliento y a realinearnos emocionalmente con la estación universal de nuestras más elevadas emociones.

Y la que encabeza la lista de las emociones más elevadas es la esperanza y su frecuencia modulada es la capacidad de sonreír.

 Pero de sonreír manifestando movimientos que no sólo mueven la curvatura del rostro sino que hacen que los ojos brillen y que el alma se eleve y que en breve una sonrisa, tu sonrisa, te despoje de las prisas e invite a más de uno a responder casi automáticamente a tu gesto; identificándose con él, contagiándose, impregnándose de él, de la relajada emoción de ver las cosas desde otra perspectiva.

La perspectiva de la risa es amplia como el horizonte, es apacible como el mar en calma y visible como la belleza del cielo despejado. Eres tú, a tu más alto nivel, sonriendo y siendo tú, sin el peso del pesar.

Vamos, qué esperas, saca una risa, y llévatela y pórtala tú mismo; que yo, yo haré lo mismo.



Desclavar aquellas cercas que nos impide estar cerca de los que queremos





Cuando vives en un país donde hasta para comprar un café tienes que hacer fila; inevitablemente escuchas conversaciones de personas que algunas veces están juntas esperando su turno; o las que están solas y que para hacer menos larga la espera se entretienen hablando desde su teléfono móvil.
Y en esta ocasión escuché como un par de amigos se preguntaban acerca de un tercer amigo en común del que ninguno de los dos sabía nada hacía tiempo. Esto me llevó a pensar en los amigos, en los nuevos y los viejos. Fue entonces cuando me descubrí pensando que existe un término para referirse a los ex novios o ex novias pero que en cambio no se usa el término ex amigo o ex amiga, ¿será porque duele más perder a un amigo que a una pareja? Fue lo primero que se me ocurrió; pero pronto pensé en aquellos amigos con los que vamos perdiendo contacto muchas veces sin razón. Lo cual hizo que preguntarme ¿Será que muchos de nosotros no le ponemos un nombre a estas distancias? ¿Será acaso que en nuestros patrones mentales no existe la necesidad de vivir un duelo respecto a estas ausencias? ¿Será que lo que ha aprendido a registrar nuestro patrón mental es sólo lamentar la perdida de un amor de pareja?
Entre todo este mar de cuestionamientos también surgieron las preguntas de por qué se brillan por su ausencia cuando establecen una relación amorosa, cuando tienen un hijo; cuando no vives en el mismo sitio (dado que ahora hay muchas maneras de mantener comunicación) O los que se protegen tanto que sólo se relacionan con los que tienen lejos; que también suele pasar…
Y por último, por qué ciertas amistades sólo te buscan para llenar vacíos y espacios; cuando no tienen nada mejor que hacer y como a veces uno se deja utilizar. Y esta es quizás la parte más dura, la que nadie quiere admitir abiertamente, la de querer de lejos, la de reconocer que si una persona le incomoda que le busques es mejor que dejes de hacerlo. Porque la amistad es disfrutar de la presencia del otro, es confianza, es respeto, es afecto, es correspondencia, es lealtad, es complicidad, es apoyo; que en esencia son muchas de las cosas que le pedimos a una pareja.
Porque un amigo de alguna manera es una pareja que no te deja, que no te cambia por más enredada que esté su vida, porque al compartir y al sentir su compañía todo parece más fácil, todo se siente más liviano. Es como vivir minutos de aquellos intensos veranos cuando tu única preocupación era pasártela bien.
Y es que qué bien se la pasa uno hablando entre amigos pero hablando bien; pronunciando palabras para darse a entender, para desclavar aquellas cercas que nos impide estar cerca de los que queremos; pues en el fondo lo que más deseamos es establecer relaciones duraderas pero para tenerlas y mantenerlas uno tiene que estar dispuesto no sólo a ser sino también a estar.






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